Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

9 de octubre de 2015

ASAMBLEA FEDERAL ACA 2015 (NOTA I)

EL ESCUDO o DISTINTIVO
DE LA ACCIÓN CATÓLICA ARGENTINA

Algunos rasgos heráldicos que sintetizan la identidad y la mística de esta asociación de laicos, y que es bueno recordar al celebrarse la XXVIII Asamblea Federal de la ACA en Bahía Blanca (10-12 de octubre de 2015)



El escudo de la ACA fue creado en 1934 y, desde entonces, identifica claramente a la Acción Católica Argentina. Su única arma es la Cruz, en este caso latina, símbolo por antonomasia del cristiano, símbolo que en la actualidad quiere ser desterrado. Es el emblema del amor del Redentor, el recuerdo de su muerte y gloriosa resurrección, “árbol que nos dio la Vida”. Hoy pareciera que asistimos a la desaparición pública progresiva del símbolo de la Cruz. Desaparece de las casas de los vivos y de las tumbas de los muertos, y desaparece sobre todo del corazón de muchos hombres y mujeres a quienes molesta. Esto no nos debe extrañar, pues ya en los tiempos evangélicos San Pablo hablaba de falsos hermanos que querían abolir la Cruz (Flp. 3, 18).

Además, son de destacar los colores elegidos para nuestro escudo, muy bien precisados por la heráldica:

* el campo en metal de plata, que nos habla de la integridad, de la verdad, la pureza, la firmeza y la vigilancia;

* y la Cruz que tiene un esmalte azur (azul), color que en heráldica está asociado a la justicia, la lealtad, la caridad, la devoción a María Santísima y es símbolo de la verdadera inteligencia.

* ambos colores (el plata o blanco y el azul) aunados son los propios de la bandera argentina.

En la celebración de la oficialización, rito en el cual la Iglesia impone este escudo, el militante de la Acción Católica se compromete pública y específicamente en este apostolado seglar católico, y el escudo nos recuerda ese compromiso de trabajar por la Paz de Cristo en el Reino de Cristo, que fuera el lema del fundador de la A.C. actual, el Papa Pío XI.

Como lo precisa muy bien el Decreto Apostolicam Actuositatem del Concilio Vaticano II (que este año 2015 cumple 50 años de la firma de Pablo VI), “la Acción Católica tiene como fin el mismo fin de la Iglesia, esto es evangelizar y santificar a los hombres, formando rectamente sus conciencias a fin de embuir del espíritu del Evangelio las diversas comunidades y los distintos ambientes (n.20)

El Papa Benedicto XVI recordaba, hace cuatro años, a la Acción Católica sus características propias como asociación de laicos católicos: una asociación de seglares que tiene la misma finalidad apostólica de la Iglesia, que colabora con la jerarquía, que se manifiesta como cuerpo orgánico y que recibe de la Iglesia un mandato explícito”.



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