LA ESTELA LUMINOSA DE LOS SANTOS
Retablo del Espíritu Santo
de la Real Colegiata Basílica de Santa María,
Manresa, Cataluña, siglo X
En la noche del 31 de octubre la sociedad de
consumo nos insta a la conmemoración del Halloween, llamada también “noche de
brujas” que tiene su origen en una antigua tradición pagana de los celtas en la
época de druidas y magos (Samhain: comunión con los espíritus de los difuntos
que en esta fecha, se creía que caminaban con los vivos, al iniciarse el
período “oscuro” del año)
Esta celebración, posteriormente fue
inculturada con elementos cristianos hasta llegar al "All Hallow’s
Eve" , que es una manifestación de la víspera de todos los santos.
En el actual mundo globalizado, Halloween
encandila por su sentido misterioso de oscuridad y sombras, que se abre al
esoterismo, la adivinación y la invocación a los muertos.
Como contraluz de esa efemérides tenebrosa,
la Iglesia (que es una luminosa realidad no sólo visible sino también
invisible) el 1° de noviembre nos invita a recordar las realidades
escatológicas en el misterio de la comunión de los santos. Y en su arcano
designio de salvación nos convoca en su triple constitución: peregrina,
paciente y triunfante (Ecclesiae peregrinans, purgatoriam et caelesti)
La historia hace memoria de una estela
inmensa de hombres y mujeres de todos los tiempos y de todas las condiciones,
que son intercesores y modelos, a lo largo de más de 20 siglos. Historias
magníficas y muchas veces silenciosas, que nos hablan de testigos luminosos de
la fe.
A ellos nos encomendamos…
HIMNO
Patriarcas que
fuisteis la semilla
del árbol de la fe en
siglos remotos,
al vencedor divino de
la muerte
rogadle por nosotros.
Profetas que
rasgasteis inspirados
del porvenir el velo
misterioso,
al que sacó la luz de
las tinieblas
rogadle por nosotros.
Almas cándidas,
santos Inocentes
que aumentáis de los
ángeles el coro,
al que llamó a los
niños a su lado
rogadle por nosotros.
Apóstoles que
echasteis en el mundo
de la Iglesia el
cimiento poderoso,
al que es de la
verdad depositario
rogadle por nosotros.
Mártires que
ganasteis vuestra palma
en la arena del
circo, en sangre rojo,
al que es fuente de
vida y hermosura
rogadle por nosotros.
Monjes que de la vida
en el combate
pedisteis paz al
claustro silencioso,
al que es iris de
calma en las tormentas
rogadle por nosotros.
Doctores cuyas plumas
nos legaron
de virtud y saber
rico tesoro,
al que es raudal de
ciencia inextinguible
rogadle por nosotros.
Soldados del ejército
de Cristo,
santas y santos
todos,
rogadle que perdone
nuestras culpas
a aquel que vive y
reina entre vosotros.
Amén.
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