LA PUERTA SANTA DE LA ENCARNACIÓN
En
el Año Jubilar de la Misericordia,
ante
la celebración de la “plenitud de los tiempos”
recordamos a María Santísima
como
Puerta, Escalera y Puente de Dios
En el admirable y antiguo himno mariano conocido con el nombre de Akáthistos, que
significa “no sentado” (porque se canta de pie como signo de alegría y alabanza
a la Virgen), encontramos este
significativo saludo a la Madre de Dios:
Salve, ¡oh Puerta única por la cual sólo ha pasado el Verbo!
En el Año Santo de la Misericordia y ante la inminencia de la Navidad,
nos sentimos inclinados a contemplar a la Virgen Madre como la puerta santa que
atravesó Dios para entrar en este mundo y derramar sobre él los innumerables
tesoros de su gracia.
A ella, Madre de Misericordia, deseamos saludar con estos hermosos
versos del Akáthistos:
Salve, ¡oh Puerta única por la cual sólo ha pasado el Verbo!
Salve, ¡Escalera celestial por la que Dios descendió a la tierra!
Salve, ¡oh Puente que pasas a los mortales de la tierra al cielo!
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