UN DISCÍPULO FIEL Y UN DISCÍPULO TRAIDOR
El Martes Santo se lee el Evangelio donde se narra el episodio ocurrido en la Última Cena, donde el Señor anuncia al discípulo amado la traición que ocurrirá.
La iconografía cristiana ha reproducido, especialmente en los siglos XII y XIII, este relato tallado en piedra en muchas iglesias conventuales románicas.
ANUNCIO DE LA TRAICIÓN
Estando
en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente:
«Les aseguro que uno de ustedes me
entregará.»
Los discípulos se miraban unos a otros, no
sabiendo a quién se refería.
Uno de ellos -el discípulo al que Jesús
amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le
dijo: «Pregúntale a quién se refiere.» Él se reclinó sobre Jesús y le preguntó:
«Señor, ¿quién es?»
Jesús le respondió: «Es aquel al que daré
el bocado que voy a mojar en el plato.»
Y mojando un bocado, se lo dio a Judas,
hijo de Simón Iscariote. En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él.
Jesús le dijo entonces: «Realiza pronto lo que tienes que hacer.» (cfr.
Jn. 13, 21-30)
EN
LAS FOTOS:
Capitel
del monasterio de San Juan de la Peña (c.siglo XIII) en Huesca, España y tímpano de San Pedro de Tejeda (c.siglo XII) en Burgos.
El
sobrerelieve muestra la mesa de la Cena y la contraposición entre la fidelidad
y la traición (el discípulo amado reclinado y el traidor tomando el bocado
mojado en el plato)
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