LA TEOLOGÍA: “Scientia Dei, Scientia Fidei, Scientia Salutis"
La Teología es “ciencia de Dios” en la medida en
que es una participación racional en el conocimiento que Dios tiene de Sí mismo
y de todas las cosas. Y, a la vez, “como ciencia de Dios”, la Teología
busca entender racional y sistemáticamente la Verdad salvadora de Dios”. Por
eso es también llamada “ciencia de la salvación”
La Teología es verdadera “ciencia de
la fe”. Y como tal es un verdadero reto, que los grandes pensadores cristianos
han afrontado con la humildad que requiere una empresa semejante, conscientes
de que la razón nunca podrá llegar a “razonar” todas las profundidades del
misterio de Dios. Y conscientes, también, de que para que la razón se mueva
adecuadamente en estos caminos, necesita recibir la luz que le viene al hombre
de la adoración.
Todos los grandes teólogos han sido grandes y
humildes adoradores. Y así recibieron el don de la Sabiduría
En
cuanto es intrínsecamente dependiente de la fe, la teología sólo puede
ejercerse in medio Ecclesiae,
en el seno mismo de la Iglesia. El teólogo católico se sitúa bajo la Palabra de
Dios transmitida en la Iglesia por la Tradición apostólica. La fe de la Iglesia
es, por tanto, para él “su fuente, contexto y norma”.
El teólogo se esfuerza, por medio de la reflexión, en llegar a una inteligencia más profunda de los misterios (especialmente el Cristológico y el Trinitario) que ya ha aceptado por su fe; pero lo que para un simple fiel es objeto de asentimiento, para el teólogo se convierte en objeto de reflexión, y lo que el simple fiel afirma como verdadero, el teólogo lo considera como objeto de inteligibilidad.
Las tres fuentes de la Teología
católica
Las fuentes de la Teología son, la Sagrada Escritura, la Tradición de
la Iglesia y el Magisterio auténtico.
1. La Sagrada
Escritura es la Palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del
Espíritu Santo. La Escritura debe ser el alma de la Teología y es la base
de las afirmaciones teológicas. Por eso la exégesis hace posible una
profundización y un rejuvenecimiento de la Teología.
Sin embargo, la S.E. debe estar unida a la Tradición para entregar el
recto sentido de los textos.
2. La Tradiciónde
la Iglesia: refleja la vida intelectual, orante y litúrgica de la
Iglesia. Es anterior a la Escritura misma y mantiene con ella una profunda
relación. Está formada por un conjunto de testimonios que dan razón de la fe de
la Iglesia.
La Tradición y la Escritura están estrechamente unidas, manan de la
misma fuente. La Iglesia no saca exclusivamente de la Escritura la certeza de
lo revelado, porque la Tradición recibe la Palabra de Dios (encomendada por
Cristo y el Espíritu Santo a los apóstoles) para que ellos (iluminados por el
Espíritu) la conserven, expongan y difundan.
Los lugares donde podemos encontrarla son los escritos de los Santos
Padres, Actas de mártires, autores místicos, enseñanzas de las conferencias
episcopales, la legislación canónica, sensus fidelium, etc.
3. El Magisterio
auténtico. Le ha sido encomendado el oficio de interpretar
auténticamente la Palabra de Dios, oral o escrita, y lo ejerce en nombre de
Jesucristo.
En virtud del mandato recibido de Cristo y por un don especial del
Espíritu Santo, el Magisterio tiene la misión de conservar el depósito de la fe
en toda su integridad. Lo protege del error y juzga con autoridad las
interpretaciones de la revelación que ofrece la Teología y él mismo ofrece
consideraciones y desarrollos en torno a la fe.
Así, la Tradición, la Sagrada Escritura y el Magisterio están tan
unidos que ninguno puede subsistir sin los otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario