ACERCA DE LA SANTA IRA
Del Evangelio de este III Domingo de
Cuaresma,
sobre la expulsión de los mercaderes del
Templo:
«...hizo un látigo de cuerdas, y
los echó a todos del Templo...»
(Jn 2,15).
Existe la ira como pecado y la
ira como pasión. Esta última es simplemente el movimiento del ánimo (la emoción
que sentimos) en presencia de un mal difícil de evitar.
Bossuet decía que la ira «es un amor irritado al ver que se
le quiere quitar su bien y se esfuerza en
defenderlo».
Por eso no es ni buena ni mala de por
sí. Esto dependerá de si es un enojo conforme a la razón o por el contrario se
desborda, se desordena.
San Juan Crisóstomo llegó a decir que,
a veces, no enojarse es un pecado: «Quien con causa no se aira, peca. Porque la paciencia irracional
siembra vicios, fomenta la negligencia, y no sólo a los malos sino también a
los buenos los invita al mal».
Para profundizar sobre la ira, en Santo Tomás de Aquino: Suma
teológica, II-IIae – Cuestión 158 . Puede leerse en este enlace:
El diálogo siempre es bueno. Pero hay
ocasiones en que es necesario irritarse El que se enoja sin motivo será reo,
pero el que lo hace con motivo no lo será. Porque, como afirma Santo Tomás de Aquino: "si no existiera la ira, ni la
doctrina aprovecharía, ni subsistirían los tribunales, ni los crímenes serían reprimidos.
Luego el airarse no siempre es malo".
(tomado de A.L.)
El látigo de cuerdas
y el cayado o cetro eran dos símbolos de la autoridad del antiguo Egipto. Eran
entregados por los sacerdotes al faraón en su coronación
¿De dónde está sacada la cita del Crisóstomo?
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