Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

11 de febrero de 2015

LOS SIGNOS SAGRADOS: IV) EL ESPACIO SAGRADO

En varias entradas próximas de este blog transcribiremos algunos párrafos del libro de Romano Guardini titulado LOS SIGNOS SAGRADOS, que se refiere a algunos gestos y símbolos litúrgicos de siempre, que tienen una gran significación espiritual.


Porque la Liturgia tiene expresiones sensibles que reflejan el valor de lo invisible, gestos y símbolos materiales que nos llevan hacia lo profundo de lo sobrenatural, realidades humanas que nos impulsan a lo divino.


“Qué sagrado es este lugar, Casa de Dios, puerta del Cielo”
(Génesis, 28, 17)


La Capilla del Asilo Unzué, en Mar del Plata, es un espacio sagrado digno y bello.


El espacio natural tiene tres dimensiones: anchura, altura y profundidad. Nos indican que el orden existe en el espacio y que el caos no existe. Todo está colocado con orden. Orden de las cosas que están unas, a lado de -sobre- detrás de otras.

Y esta ausencia de caos hace nuestra vida posible y le da sentido: permite que el hombre pueda moverse, construir, edificar su vivienda y habitar en ella. También el espacio sobrenatural, el sagrado, tiene su orden. Se funda en el misterio.

1) Los templos (espacios sagrados) hasta no hace mucho tiempo estaban  construidos mirando al Sol naciente: desde el este hacia el oeste. La línea del arco solar pasaba por sus naves. Debía  ser acariciado por los primeros y últimos rayos del sol.

En el mundo de las almas, Cristo es el Sol. La dirección de sus caminos estructura el orden del espacio sagrado y de todo edificio y de todo ser orientados rectamente hacia la vida eterna.

2) Para leer el Evangelio se pasa el Misal de derecha a izquierda, es decir, hacia el norte, porque el altar mira hacia el Oriente. La "Buena Nueva" nos llegó desde el Sud hacia el Norte. Pero esto expresa algo más que el simple recuerdo histórico de que el Evangelio nos vino a través del Mediterráneo.

El Sud es la plenitud de la luz, signo de la claridad de lo sobrenatural. El norte es el signo del frío, de la oscuridad. El Evangelio, palabra de Dios viene de la luz, y Él, Cristo, que es la luz del mundo y que brilla en las tinieblas y se abre camino a través de las nubes sombrías, siempre que se tenga la buena voluntad de recibirlo.

3) Hay, una tercera dimensión: la que va de arriba hacia abajo. El sacerdote que prepara la víctima, levanta hacia el cielo la patena y el cáliz; sus ojos y sus manos se alzan "de profundis", desde las profundidades hacia la divinidad, porque Dios está "arriba"; es el Santo que habita en las alturas.

Cuando el obispo o los sacerdotes bendicen, su mano se extiende sobre los objetos colocados ante ellos o sobre la cabeza de los fieles arrodillados, porque toda creatura está "debajo", y la bendición desciende desde el seno del Altísimo.

Tal es la tercera dimensión del espacio sagrado. De abajo hacia arriba: es la dirección del alma que va hacia Dios con sus anhelos, sus oraciones, con el sacrificio.

De arriba hacia abajo: es el camino que recorre Dios cuando trae al alma, con la Gracia, la plenitud de sus dones y cuando viene a ella en los Sacramentos.

Las tres dimensiones del espacio sagrado son, pues:

1) Hacia el sol naciente, que es Cristo. En Él se sumerge la mirada del fiel; de Él nos llega la luz que penetra en nuestro corazón. Es ésta la orientación fundamental del alma y la dirección que toma Dios en su misterioso "descenso" hacia el alma.

2) De Norte a Sud -la oscuridad corre a la luz, que resplandece en el Verbo divino,- luz que desciende de su corazón ardiente para iluminar y calentar.

3) Desde abajo hacia arriba: tal el movimiento del alma que anhela, que sufre, que ora y que, desde el fondo de su miseria, tiende hacia el trono del Altísimo.

Y la respuesta divina le llega, traducida en gracia, en bendiciones y en Sacramentos.




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