Definiciones del dogma
EXTRA ECCLESIAM NULLA SALUS ("Fuera de la Iglesia no hay salvación")
en el Magisterio de la Iglesia
El Papa Inocencio III en el año 1208 impone a los valdenses una confesión de fe:
“Creemos de todo corazón y profesamos con nuestros labios una sola Iglesia, no la de los herejes, sino la santa Iglesia Romana, católica y apostólica, fuera de la cual creemos que nadie puede salvarse”
El Cuarto concilio Lateranense en el año 1215 en contra de los albigenses define:
“Y hay una sola Iglesia universal de los fieles, fuera de la cual no se salva absolutamente nadie”
El Papa Bonifacio VIII, en su bula Unam Sactam en el año 1302 escribe:
“Por imperativo de la fe estamos obligados a creer y sostener que hay una santa Iglesia católica y apostólica. Nosotros la creemos firmemente y abiertamente la confesamos. Fuera de ella no hay salvación ni remisión de los pecados”
“Por consiguiente, declaramos, afirmamos, definimos y pronunciamos que el someterse al Romano Pontífice es a toda creatura humana absolutamente necesario para la salvación”
El Concilio de Florencia en el año 1442 en su decreto para los Jacobitas (profesión de fe para la reconciliación de varios grupos monofisitas) reitera:
“(La Iglesia romana) cree firmemente, confiesa y predica que ninguno que esté fuera de la Iglesia católica, no sólo pagano, sino aún judío o hereje o cismático, podrá alcanzar la vida eterna; por el contrario, que irán al fuego eterno que está preparado para el diablo y sus ángeles, a menos que antes de morir sean agregados a ella…Y que por muchas limosnas que haga, aunque derrame su sangre por Cristo, nadie puede salvarse sino permaneciese en el seno y en la unidad de la Iglesia Católica”
El Papa Pío IV, en su bula Iniunctum nobis conocida como la Profesión de fe del Concilio de Trento (año 1564) vuelve a repetir:
“…esta verdadera fe católica fuera de la cual nadie puede salvarse”
El Papa Pío IX, en su alocución Singulari quadam año 1854:
“Hemos de admitir por la fe que nadie puede salvarse fuera de la Iglesia Apostólica Romana; que ella es la única arca de salvación; quien no entrare en ella, perecerá en el diluvio”
El mismo Papa Pio IX en su encíclica Quanto conficiamur moerore año 1863:
“Bien conocido es también el dogma católico, a saber, que nadie puede salvarse fuera de la Iglesia Católica”
También el Papa Pío IX en su Encíclica Quanto conficiamur moeror expresa que:
“Debemos de nuevo mencionar y reprobar un error muy serio en el que algunos católicos desafortunadamente han caído, creyendo que los hombres que viven en el error y totalmente alejados de la fe verdadera y de la unidad Católica pueden alcanzar la vida eterna. Esto es absolutamente opuesto a la doctrina católica. Es conocido por Nos y por vosotros que aquellos que se afanan en ignorancia invencible sobre nuestra muy santa religión y que, observando asiduamente la ley natural y sus preceptos que Dios ha inscrito en los corazones de todos, y estando dispuestos a obedecer a Dios, vivir una vida honesta y honrada pueden, mediante la acción de la luz divina y de la gracia, alcanzar la vida eterna, dado que Dios, que ve claramente, escruta y conoce la mente, las intenciones, los pensamientos y los hábitos de todos, en razón de su suprema bondad y misericordia, nunca permite que nadie que no es culpable de pecado deliberado, sea castigado en los sufrimientos eternos. Pero es también dogma católico perfectamente conocido que nadie puede salvarse fuera de la Iglesia Católica, y aquellos que son contumaces en contra de la autoridad y las definiciones de la misma Iglesia, y que están pertinazmente separados de la unidad de esa Iglesia y del sucesor de Pedro, el Romano Pontífice, a quien ha sido confiada la custodia de la viña por el Salvador, no pueden obtener la salvación eterna”
El Papa Pío XI en su encíclica Mysticy Corporis reconoce la posibilidad de salvación para quienes estaban inculpablemente fuera de la Iglesia:“Urgimos a todos y cada uno a estar prontos a seguir los movimientos internos de la gracia, y a buscar con mayor seriedad librarse de un estado en que no pueden estar seguros de su propia salvación. Porque incluso aunque, por un cierto deseo inconsciente, pueden relacionarse con el Cuerpo Místico del Redentor, permanecen privados de tantos y tan poderosos dones y ayudas del Cielo, que sólo pueden ser disfrutados dentro de la Iglesia Católica”
En dicho texto el Papa enfatiza que “no pueden estar seguros” de su salvación (lo cual ni afirma ni niega que puedan salvarse), al mismo tiempo de que habla acerca de que pueden relacionarse con el cuerpo místico de Cristo por un “cierto deseo inconsciente”, de manera similar a lo que ya San Roberto Belarmino había sostenido en el siglo XVI.Finalmente, La enseñanza de la Iglesia respecto a esta verdad de fe está resumida en el Catecismo de la Iglesia católica de la siguiente manera:“Fuera de la Iglesia no hay salvación”
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¿Cómo entender esta afirmación tantas veces repetida por los Padres de la Iglesia? Formulada de modo positivo significa que toda salvación viene de Cristo-Cabeza por la Iglesia que es su Cuerpo:El santo Sínodo… basado en la Sagrada Escritura y en la Tradición, enseña que esta Iglesia peregrina es necesaria para la salvación. Cristo, en efecto, es el único Mediador y camino de salvación que se nos hace presente en su Cuerpo, en la Iglesia. Él, al inculcar con palabras, bien explícitas, la necesidad de la fe y del bautismo, confirmó al mismo tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que entran los hombres por el bautismo como por una puerta. Por eso, no podrían salvarse los que sabiendo que Dios fundó, por medio de Jesucristo, la Iglesia católica como necesaria para la salvación, sin embargo, no hubiesen querido entrar o perseverar en ella (LG 14).
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Esta afirmación no se refiere a los que, sin culpa suya, no conocen a Cristo y a su Iglesia:Los que sin culpa suya no conocen el Evangelio de Cristo y su Iglesia, pero buscan a Dios con sincero corazón e intentan en su vida, con la ayuda de la gracia, hacer la voluntad de Dios, conocida a través de lo que les dice su conciencia, pueden conseguir la salvación eterna (LG 16)
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“Aunque Dios, por caminos conocidos sólo por Él, puede llevar a la fe, ’sin la que es imposible agradarle’ (Hb 11, 6), a los hombres que ignoran el Evangelio sin culpa propia, corresponde, sin embargo, a la Iglesia la necesidad y, al mismo tiempo, el derecho sagrado de evangelizar” (AG 7).
Conclusión
Todo el desarrollo anterior ha desembocado en la enseñanza actual contenida en el Concilio Vaticano II y en el Catecismo de la Iglesia. El núcleo de la enseñanza católica si bien ha sido expresado de modos distintos de acuerdo a los distintos contextos históricos, siempre ha enfatizado la necesidad de la Iglesia para la salvación, así como la voluntad salvífica universal de Dios que quiere que todos los hombres se salven.Es importante por tanto apartarse del indiferentismo religioso para el cual todas las religiones son caminos de salvación, así como del rigorismo que pretende excluir determinantemente la posibilidad de salvación para aquellos que en un estado de ignorancia invencible y sin culpa propia no conocen a Cristo o a su Iglesia.
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