SANTO TOMAS DE AQUINO,
presbítero y Doctor de la
Iglesia
(1224-1274)
Doctor Angélico, Lumen Ecclesiae, Doctor humanitas
Triunfo de Santo Tomás de Aquino, de Gozzoli.
En el Año Jubilar
de la Misericordia, recordamos su conocido axioma:
«Quia iustitia sine misericordia crudelitas est,
misericordia sine iustitia mater est dissolutionis.» (Super Evangelium S. Matthaei lectura. Capítulo V).
“La justicia sin
misericordia es crueldad, en tanto que la misericordia sin justicia es el
origen de la disolución” (Sobre el Evangelio según San Mateo, V)
Una oración atribuida a Santo Tomás
de Aquino dice:
«Concédeme, Señor,
una voluntad que te busque,
una sabiduría que te encuentre,
una vida que te agrade,
una perseverancia que te espere con confianza
y una confianza que, al final, llegue a ver tu Rostro».
Y el Beato Papa
Pablo VI, dirigiéndose a quienes son docentes les indicó:
“Los que tienen encomendada la función de
enseñar... escuchen con reverencia la voz de los Doctores de la Iglesia, entre
los que ocupa un lugar eminente Santo Tomás. En efecto, es tan poderoso el
talento del Doctor Angélico, tan sincero su amor a la verdad y tan grande su
sabiduría al indagar las verdades más elevadas, al explicarlas y relacionarlas
con profunda coherencia, que su doctrina es instrumento eficacísimo, no sólo
para poner a buen seguro los fundamentos de la fe, sino también para recabar de
ella de modo útil y seguro frutos de sano progreso”
De la
Oración de la memoria litúrgica:
Señor Dios nuestro, que
hiciste admirable a santo Tomás de Aquino por su sed de santidad y por su amor
a las ciencias sagradas, te pedimos que nos des su luz para entender sus
enseñanzas y fuerza para imitar su vida.
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