Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

13 de enero de 2016

CONSAGRAR LA VIDA

CONSAGRAR LA VIDA ENTERA

En el Año de la vida consagrada

 
Hay un oficio, no obstante, inusual, esporádico, ocasional. Y, "pasando por uno de tantos" es el oficio más antiguo del orbe. Pues antes de que se plantara papa y ajo, antes de que hubieran puentes y diques, antes de las riñas y las clases, los versos y los viajes, antes, muy antes, a las puertas blindadas del Paraíso proscripto, nace el oficio más antiguo del mundo.
Llora Adán y su clamor inaugura la tarea primigenia del hombre: la Liturgia.
Desde entonces, hay hombres que remiendan zapatos y quienes plantas papa y ajo. Y hay entre ellos unos, unos pocos, dedicados a la Liturgia. Hombres --día y noche-- dedicados a la Liturgia. Hombres que existen para la Liturgia. Y nada más que para la Liturgia. Liturgos.
Estos hombres, ciertamente, además, comen, duermen, ríen, cocinan y barren. Y hasta escriben en Facebook. Pero no: nada, absolutamente nada de todo eso los justifica, les otorga sentido. Estos hombres --llamados también monjes-- viven para la Liturgia. Todo lo demás que hagan y deshagan, digan y desdigan, todo, absolutamente todo es arena suelta, agua entre los dedos. Y sus vidas mismas no serían más que inerte polvo barrido por el viento sin este oficio que es idéntico a su existencia misma.
Hay hombres dedicados a remendar zapatos. Y otros, a plantar papa y ajo. Y hay hombres dedicados a la Liturgia, mientras dura la espera. Mientras dura la Luna.
Hay hombres que dedican su vida a remendar zapatos. Y Dios ve que eso es muy bueno. Otros, a plantar papa y ajos. Bueno también. Hay hombres que consumen sus días en construir puentes y diques y otros, en atender dispepsias, hernias y laringitis. Hay quienes aportan por la música, la danza o la rinoscopia. Además, hay abogados y maestros y dentistas, poetas y colectiveros. Y Dios los ve a todos y e cuán bueno es todo eso.

Hay un oficio, no obstante, inusual, esporádico, ocasional. Y, "pasando por uno de tantos" es el oficio más antiguo del orbe. Pues antes de que se plantara papa y ajo, antes de que hubieran puentes y diques, antes de las riñas y las clases, los versos y los viajes, antes, muy antes, a las puertas blindadas del Paraíso proscripto, nace el oficio más antiguo del mundo.
Llora Adán y su clamor inaugura la tarea primigenia del hombre: la Liturgia.
ve cuán bueno es todo eso.

Hay un oficio, no obstante, inusual, esporádico, ocasional. Y “pasando por uno de tantos” es el oficio más antiguo del orbe. Pues antes que se plantaran papas y ajos, antes que se construyeran puentes y diques, antes de las riñas y las clases, los versos y los viajes, antes, muy antes, a las puertas blindadas del Paraíso proscrito, nace el oficio más antiguo del mundo.

Llora Adán y su clamor inaugura la tarea primigenia del hombre: la Liturgia.

Desde entonces hay hombres que remiendan zapatos y quienes plantan papas y ajos. Y hay entre ellos unos pocos, muy pocos, dedicados a la Liturgia. Hombres –día y noche- dedicados a la Liturgia. Hombres que existen para la Liturgia. Y nada más que para la Liturgia. Liturgos.

Esos hombres, ciertamente, además comen, ríen, cocinan, y barren. Y hasta escriben en Internet. Pero nada, nada de todo los justifica, les otorga sentido. Estos hombres –llamados también monjes- viven para la Liturgia. Todo lo demás que hagan y deshagan, digan y desdigan, todo absolutamente todo, es arena suelta, agua entre los dedos. 

Y sus vidas mismas no serían más que inerte polvo barrido por el viento sin este oficio que es idéntico a su existencia misma.

Hay hombres dedicados a remendar zapatos. Y otros a plantar papas y ajos. Y hay otros dedicados a la Liturgia, mientras dura la espera. Mientras dure la Luna.

Reflexión del Monasterio argentino del Cristo Orante.



e cuán bueno es todo eso.e cuán bueno es todo eso.

Hay un oficio, no obstante, inusual, esporádico, ocasional. Y, "pasando por uno de tantos" es el oficio más antiguo del orbe. Pues antes de que se plantara papa y ajo, antes de que hubieran puentes y diques, antes de las riñas y las clases, los versos y los viajes, antes, muy antes, a las puertas blindadas del Paraíso proscripto, nace el oficio más antiguo del mundo.
Llora Adán y su clamor inaugura la tarea primigenia del hombre: la Liturgia.

Desde entonces, hay hombres que remiendan zapatos y quienes plantas papa y ajo. Y hay entre ellos unos, unos pocos, dedicados a la Liturgia. Hombres --día y noche-- dedicados a la Liturgia. Hombres que existen para la Liturgia. Y nada más que para la Liturgia. Liturgos.

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