Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

22 de enero de 2016

EL SANTO CURA BROCHERO

EL CURA BROCHERO SERÁ CANONIZADO

El sacerdote Juan Gabriel Brochero (1840-1914) será el primer santo argentino que nació y murió en su patria.

“CANTATA BROCHERIANA”



La obra apostólica y civilizadora del padre Juan Gabriel Brochero en los albores de nuestra existencia como nación, es exaltada con justicia en esta obra musical, cuyo autor es Carlos Di Fulvio. 

Se trata de una CANTATA FOLCLÓRICA PARA RELATOR, SOLISTA DE CANTO Y GUITARRA, CORO MIXTO Y ORQUESTA DE CÁMARA CON PERCUSIÓN.

Es una sentida y bella composición musical, con las palabras precisas de Di Fulvio que introduce la Cantata y que nos muestran la admirable epopeya religiosa y social brocheriana.

Puede escucharse en el siguiente enlace:


https://youtu.be/uRueqR3LvxI




AQUÍ LA TRANSCRIPCIÓN, CON FOTOGRAFÍAS QUE ILUSTRAN LOS TEXTOS.




RECITADO

Su  palabra era directa y sencilla. Todos la entendían y gustaban de ella.

Era Brochero un paisano más entre los paisanos: Sombrero negro de anchas alas, cigarrito i´chala entre los labios… Infatigable caballero en mula, recorría de día y de noche su Curato.


Todos lo conocían como él conocía a todos. Y aunque el tiempo le era breve para desgranar rosarios –como gustaba decir- siempre encontraba el tiempo necesario para hacer un alto en el camino.



Anduvo por el Tucumán, hablando a los zafreros, allí por Lules, Medina, Santa Ana, Ingenio La Trinidad… Aprovechando la mirada de una vaca negra, que observaba a los paisanos, les dijo: “así como esa vaca tiene la marca de este Ingenio, así estamos nosotros marcados por Dios, pero no en las ancas o en las paletas, sino en la frente, con una señal no en las orejas, sino en la frente y con una Cruz”


Como hombre de Córdoba, de Translasierra, entendía que los padres de familia no tenían porqué emigrar de sus lugares en procura del sustento. Les enseñó a sembrar y a recoger sus propias  cosechas, incentivando así la incipiente agricultura en las Pampas de Pocho. Que un extenso territorio sin caminos obligaba a sus habitantes a sobrellevar una vida reclusa, aislándolos de todas las posibilidades que brinda el progreso.



Él hizo los caminos. Aparte de reglamentar el correo a caballo, de conseguir telégrafo y estafetas postales para varios pueblos, hizo 200 kilómetros de caminos carreteros uniendo a los departamentos de Cruz del Eje, Mina, Pocho, San Alberto, San Javier y Río Cuarto. Y otros tantos kilómetros de caminos secundarios uniendo a las villas entre sí.



Y más. Ese camino tan largo, que naciendo en Soto atraviesa la Pampa de Achala, inspiración de lo que fue luego el Camino de las Altas Cumbres.



Y hay más. Sembró de escuelas a los cuatro vientos la inmensa parcela de su Curato. Desde la Villa del Tránsito hasta las cumbres del Champaquí, hacia los bajos del Chancaní y hacia los altos del Panaholma.



Estableció molinos para la molienda del trigo y del maíz. Y al no poder construir los diques con que soñaba (el de Jaime y el de Ambul) ya que para eso necesitaba la ayuda del Erario de la Nación, abrió acequias y construyó canales.




Erigió infinidad de capillas, templos e iglesias.





Y algo más: la Casa de Ejercicios espirituales y el Colegio internado para niñas regido por las hermanas religiosas Esclavas.




Como sacerdote les enseñó a amar a Dios por sobre todas las cosas. Pero también entendía que para llegar a Dios debían comenzar por respetarse a sí mismos: más de 70.000 paisanos en tandas de 100 y 200 llevó a la Casa de Ejercicios. Y si bien 8 días de oración y penitencia no parecen muchos, fueron los suficientes para ir mejorando a ese elemento rudo, recio y bravío, aunque en el fondo de sus sentimientos eran nobles, generosos: condiciones innatas de las creaturas que puso Dios en las montañas.


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UN PASO AQUÍ, UN TRANCO ALLÁ (aire de cueca)

Sombrerito alón, hormiguita negra,
de sol a sol por entre las breñas;
un rezo aquí, un rezo allá,
desgranando rosarios el Cura va...

Va con su mula, firme y segura, va don Brochero, va.

Ponchito marrón, “cigarrito’i chala”,
humito gris ¡Brava fue la helada!
Un mate aquí un mate allá,
por la Cuesta’ e San Pedro, Brochero va...

Va con sus rezos y sus consejos va don Brochero va.

¿P’ande va señor? Voy para Altautina
¿Qué va a buscar? Un tronco de quina.
Adiós señor, adiós, adiós,
lo conocen las piedras, los pastos y el sol.

Y hasta el mismo río con su suspiro por el camino que va a Altautina va repitiendo Ave María.

Rebenque cruzao, espuelas de fierro,
tilín-tilán... -parece un cencerro-
Un trote aquí, un trote allá,
eligiendo el terreno su mula va...

Va sin apuro, firme y seguro va don Brochero va.

Cinto “colorao” guarde su breviario
que está gastado de leerlo a diario:
un poco aquí, un poco allá,
bendiciendo los ranchos el Cura va...

Va con su libro, por su camino, va don Brochero, va.

¿P’ande va señor? Voy para Altautina
¿Qué va a buscar? Un tronco de quina.
Adiós señor, adiós, adiós,
lo conocen las piedras, los pastos y el sol.

Y hasta el mismo río con su suspiro por el camino que va a Altautina va repitiendo Ave María.

Va repitiendo Ave María, va don Brochero, va... va don Brochero, va...

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