Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

30 de enero de 2015

¿CÓMO RECIBIR LA COMUNIÓN EUCARÍSTICA?

LA INCLINACIÓN DE LA CABEZA (REVERENCIA)
 AL RECIBIR LA COMUNIÓN



Estamos muy necesitados de incrementar nuestro respeto y espíritu de adoración ante Cristo presente sacramentalmente entre nosotros.
La forma de recibir la comunión tiene sus recomendaciones litúrgicas para el fiel que desea hacerlo con espíritu eclesial.
Como es sabido, la comunión en el rito romano se puede recibir en pie o de rodillas (algo que depende del fiel y no de lo que determine el sacerdote celebrante).
El Misal Romano recomienda hacer una reverencia antes de comulgar cuando se comulga de pie (se entiende que comulgar de rodillas ya es, de por sí, suficiente gesto de adoración):
“[…] Los fieles comulgan estando de rodillas o de pie, según lo haya determinado la Conferencia de Obispos. Cuando comulgan estando de pie, se recomienda que antes de recibir el Sacramento, hagan la debida reverencia, la cual debe ser determinada por las mismas normas” (Instrucción general del Misal Romano 160).

Lo mismo recuerda la Congregación para el Culto en la Instrucción Redemptionis Sacramentum de 2004, que es el último documento importante sobre el tema, citando precisamente ese número del Misal Romano:
“«Los fieles comulgan de rodillas o de pie, según lo establezca la Conferencia de Obispos», con la confirmación de la Sede Apostólica. «Cuando comulgan de pie, se recomienda hacer, antes de recibir el Sacramento, la debida reverencia, que deben establecer las mismas normas»” (Instrucción Redemptionis Sacramentum 90).

Con ello, no hacía más que repetir lo que dijo otra Instrucción de la misma Congregación en tiempos de Pablo VI, justo después del Concilio Vaticano II, en 1967:
“Cuando los fieles comulgan de rodillas no se exige de ellos otro signo de reverencia para con el Santísimo Sacramento, porque la misma genuflexión expresa adoración.  Pero cuando se comulga de pie se recomienda encarecidamente que los que se acercan procesionalmente hagan una reverencia debida antes de la recepción del Sacramento, en lugar y tiempo oportuno para no entorpecer el acceso y retiro de los fieles” (Eucharisticum mysterium 34).

Las Conferencias Episcopales suelen pedir que esa reverencia tome la forma de una inclinación de cabeza.

“En la Argentina se establece, como forma habitual, que los fieles reciban la Comunión de pie y realicen antes, como gesto de reverencia, una inclinación de cabeza” (Norma Nº 35: CEA 84, noviembre de 2002).

O en España:

“los fieles comulgarán habitualmente de pie, haciendo antes una inclinación de cabeza, pudiendo recibir la comunión en la boca o en la mano” (Carta de Mons. Julián López Martín, obispo de León, a los presbíteros y diáconos, octubre de 2005).

En cualquier caso, estas recomendaciones litúrgicas son expresión de algo más profundo: el respeto inmenso y la actitud de adoración con la que todo católico debe acercarse a recibir a Cristo Eucaristía.

(fuente: blog Espada de doble filo)

HIMNO PANGE LINGUA
(atribuido a Santo Tomás de Aquino)

“Veneremur cernui”

Canta, lengua,
el misterio del cuerpo glorioso y de la sangre preciosa
que el Rey de las naciones,
fruto de un vientre generoso,
derramó como rescate del mundo.

Nos fue dado, nos nació de una Virgen sin mancilla;
y después de pasar su vida en el mundo,
una vez esparcida la semilla de su Palabra,
terminó el tiempo de su destierro
dando una admirable disposición.

En la noche de la última cena,
recostado a la mesa con los hermanos,
después de observar plenamente la ley sobre la comida legal,
se da con sus propias manos
como alimento para los Doce.

El Verbo hecho carne
convierte con su palabra
el pan verdadero con su carne,
y el vino puro se convierte en la sangre de Cristo.

Y aunque fallan los sentidos,
basta la sola fe para confirmar
al corazón recto en esa verdad.

Veneremos, pues, inclinados tan gran Sacramento;
y la antigua figura ceda el puesto al nuevo rito;
la fe supla la incapacidad de los sentidos.

Al Padre y al Hijo sean dadas alabanza y júbilo,
salud, honor, poder y bendición;
una gloria igual sea dada
al que de uno y de otro procede. Amén.




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