UN EJEMPLO DE VIDA MONÁSTICA
La vida consagrada monástica es una de las joyas de la Iglesia. Aquellos religiosos y religiosas que buscan la perfección evangélica haciendo votos perpetuos de pobreza, castidad y obediencia, viviendo en comunidad bajo el lema de “ora et labora” son un anticipo del Reino de Dios. Aquí un ejemplo de un antiguo convento benedictino europeo que sucumbió y que hoy se presenta rejuvenecido. En el jardín de la Iglesia estos cenobios son lugares de intenso aroma del Evangelio y su Reino. Son como centinelas que, de día y de noche, nos señalan el camino.
La abadía de Lagrasse, en el Langedoc francés fue fundada en el siglo VII. Es una de las más antiguas de Europa, y su origen es benedictino. Hace 20 años estuvo a punto de ser demolida por falta de vocaciones. Actualmente tiene 37 monjes, los "Canónigos Regulares de la Madre de Dios". de derecho pontificio desde 2004, bajo el papado de Benedicto XVI, quien proyectó restaurar muchos conventos derruidos europeos.
Los Canónigos son de vida semi- contemplativo con observancias monásticas. Aceptan vocaciones para sacerdotes y hermanos. La comunidad está gobernada por un Abad y la vida conventual se ordena bajo la Regla de San Agustín. Su espiritualidad es agustiniana y siguen también como maestro de vida a Carlos de Foucauld.
La vida del Canónigo Regular gira en torno a la vida litúrgica y la contemplación primeramente, y el apostolado y los estudios teológicos están en segundo lugar. La jornada comienza con la Liturgia de las Horas que se va repartiendo por el día (Lecturas, Laudes, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas). También la oración personal, la adoración eucarística, el capítulo comunitario, se alternan con las horas de trabajo manual, intelectual y los momentos de recreación. Todo el apostolado realizado fuera de sus muros, se hace en comunión con la Iglesia diocesana y el Obispo de Carcasona, diócesis donde se encuentra. El apostolado consiste en la dirección espiritual de las almas, el sacramento de la reconciliación, programación de retiros, peregrinaciones, etc., sobre todo con vistas a paliar la indigencia de espiritualidad y vida interior.
En este antiquísimo monasterio francés
(cercano al mar Mediterráneo y a la frontera pirenaica con España y Andorra)
los jóvenes monjes se dedican -desde hace 10 años- a restaurarlo, salvándolo de
la piqueta.
En el breve video de abajo se muestra un día
de la vida en este convento. Sigue las antiguas reglas monásticas, con
exigentes tiempos de oración y de trabajo. Interesante reverdecer de vocaciones
contemplativas. Porque no todo lo que brilla es oro...
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