PURIFICAR LA ATENCIÓN
La
"atención" precisa siempre de un horizonte que atraiga y eduque. No
hemos de prestar atención a todo lo que se presenta a nuestros sentidos.
Por el
contrario, es necesario ser prudente y selectivo en la elección
Por lo general esos datos dejan heridas en nuestra conciencia, las cuales no cicatrizan lo rápido que sería de desear.
Purificar
la "atención" es un camino ascético que comporta una separación y un
ejercicio de valor y de coraje, sobre todo con respecto a cuanto
caprichosamente nos rodea hoy.
Purificar la atención comporta, antes que nada, una purificación del deseo, una mortificación de la curiosidad, aún en aquello que nos sorprende en momentos de pasividad y que, ciertamente, no hemos buscado.
No se trata sólo de no salir a buscar. Se trata de no dejarse atrapar por lo que nos asalta. La "atención" juega un gran papel en esas ocasiones, cuando el arribo de lo que no aguardábamos resulta inevitable.
Ejercicio y valor, pues.
Porque se necesitan cielos limpios para mirar y virtudes luminosas para imitar…
(de una reflexión de Alberto Justo)
(la foto es una miniatura de la Cruz Procesional del Monasterio de San
Millán, siglo X)
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