Y SU REINO NO TENDRÁ FIN
De la plenitud de los tiempos a la consumación del mundo.
De la plenitud de los tiempos a la consumación del mundo.
San Cirilo, Obispo de Jerusalén (siglo IV),
fue proclamado doctor de la Iglesia por León XIII en 1882.
Sus célebres “Catequesis” constituyen uno de los más preciosos documentos
de la antigüedad cristiana.
He aquí su palabra siempre actual sobre las venidas de Cristo, cuyo
recuerdo se hace fuertemente presente en la espera de la Navidad, en consonancia con el título de este blog: ADVENIAT REGNUM TUUM.
“Anunciamos la
venida de Cristo. Anunciamos no sólo la primera, sino también la otra, mucho
más gloriosa que aquélla. La primera se realizó en la humillación, la segunda
traerá consigo la corona del Reino.
“Porque en
nuestro Señor Jesucristo todo presenta una doble dimensión. Doble fue su
nacimiento: uno de Dios, antes de todos los siglos; otro, de la Virgen, en la
plenitud de los tiempos. Doble su venida: una en la oscuridad y calladamente,
como lluvia sobre el césped; la segunda, en el esplendor de su gloria, se
realizará en el futuro. En la primera venida fue envuelto en pañales y
recostado en un pesebre; en la segunda, estará envuelto en un manto de luz. En
la primera, fue despreciado, sufrió la ignominia de la cruz; en la segunda,
vendrá lleno de poder y de gloria, rodeado de todos los ángeles.
“Por lo tanto, no
nos detengamos sólo en la primera venida, sino esperemos ansiosamente la
segunda. Y así como en la primera dijimos: Bendito el que viene en el nombre
del Señor , en la segunda repetiremos lo mismo cuando, junto con los
ángeles, salgamos a su encuentro y lo aclamemos diciendo: Bendito el que
viene en el nombre del Señor .
“El Salvador
vendrá no para ser juzgado nuevamente, sino para convocar a juicio a quienes lo
juzgaron. Él, que la primera vez guardó silencio mientras era juzgado, dirá a quienes
se atrevieron a insultarlo cuando pendía en la cruz: Esto hiciste y callé .
“Entonces, vino
para cumplir un designio de amor, enseñando y persuadiendo a los hombres con
dulzura; pero después –lo quieran o no– necesariamente tendrán que someterse a su
reinado.
“De aquellas dos
venidas habla el profeta Malaquías: Y vendrá a su templo el Señor a quien
buscáis . Esto lo dice de su primera venida.
“Y de la otra
dice: El mensajero de la Alianza que vosotros deseáis. Aquí está, ya viene
el Señor todopoderoso. ¿Quién podrá resistir el día de su llegada? ¿Quién
permanecerá de pie cuando él aparezca? Porque él es como el fuego de los
fundidores y como la lejía que blanquea la ropa. Se sentará como el obrero que
funde y purifica la plata.
“Y Pablo, en su
carta a Tito, nos señala las dos venidas con estas palabras: La gracia de
Dios, que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha manifestado.
Ella nos enseña a rechazar la impiedad y las concupiscencias del mundo, para
vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad, aguardando la feliz
esperanza y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador,
Cristo Jesús. Mira cómo nos muestra la primera venida, por la cual da
gracias, y la segunda, que nos la hace esperar.
“Por eso, ahora se
nos enseña el objeto de la fe que profesamos, para que creamos en Aquél que
subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre, y de nuevo vendrá con
gloria para juzgar a los vivos y a los muertos, y su reino no tendrá fin.
“Vendrá, por
tanto, nuestro Señor Jesucristo desde el cielo; vendrá glorioso en el último
día al fin del mundo. Y entonces será la consumación de este mundo, y este
mundo que una vez fue creado será totalmente renovado.”
(la foto es un Cristo Juez, en la
bóveda de la iglesia bizantina del Salvador, en Chora, Estambul, en el día en que el Papa Francisco visita Turquía)
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