Transcribimos abajo una entrevista realizada hace dos años al
recientemente nombrado Vicario General de la Prelatura Personal del Opus Dei,
que es muy esclarecedora, referida a la DICTADURA DEL RELATIVISMO EN OCCIDENTE. EL PENSAMIENTO "DEBIL" Y LA RUPTURA ENTRE FE Y RAZÓN.
El Prelado del OPUS DEI, monseñor Javier Echevarría,
nombró como
Vicario General de toda la Prelatura personal a un argentino: monseñor Mariano
Fazio,
hasta ahora Vicario Regional del Opus Dei para Argentina, Paraguay y
Bolivia.
Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei.
Segundo sucesor de San Josemaría Escrivá de Balaguer
Monseñor Mariano Fazio nació en Buenos Aires el 25 de abril de
1960. Es licenciado en Historia por la Universidad de Buenos Aires y doctor en
Filosofía por la Universidad Pontificia de la Santa Cruz. Recibió la ordenación
sacerdotal en 1991 de manos de san Juan Pablo II, tras haber trabajado 7 años
en Ecuador como profesor de Filosofía del Derecho y editorialista del diario El Telégrafo.
Monseñor Mariano Fazio, hasta ahora Vicario Regional del Opus Dei para Argentina, Paraguay y Bolivia, que ha sido electo Vicario General de la Prelatura del Opus Dei.
De 1996 a 2002, fue el primer decano de la Facultad de Comunicación
Institucional de la Universidad
Pontificia de la Santa Cruz y luego rector de esa universidad, de 2002 a
2008. En el mismo periodo fue elegido presidente de la Conferencia de Rectores
de las Universidades Pontificias Romanas.
En 2007 fue designado perito en la quinta Conferencia del Episcopado de América
Latina y del Caribe, celebrada en la ciudad brasileña de Aparecida. Unos meses
después, se radicó nuevamente en Buenos Aires como director espiritual, y luego
como vicario regional del Opus Dei en la Argentina, Paraguay y Bolivia.
Monseñor Fazio es autor de más de 20 libros sobre sociedad moderna y procesos
de secularización, entre los que destacan Historia
de la filosofía contemporánea, Historia
de la filosofía moderna e Historia
de las ideas contemporáneas.
LA
DICTADURA DEL RELATIVISMO:
Una
enfermedad del Occidente actual
El
pensamiento “débil” y la ruptura entre “fe y razón”
Reproducimos la entrevista a Mons.
Fazio publicada en el semanario católico Observador Semanal en 2012.
¿Cómo define el relativismo?
- El relativismo es como una enfermedad cultural de
Occidente. Según esta postura no hay verdad o error, bien o mal, objetivos.
"Todo es relativo", lo cual ya es una contradicción porque esta
premisa es absoluta y no relativa.
¿De dónde viene esta postura tan
extendida en la actualidad?
- En los últimos siglos, hemos tenido
varias corrientes de "pensamiento fuerte": liberalismo, marxismo,
nazismo… autoproclamados dueños de la verdad sobre el hombre. A lo largo de la
historia, prometieron felicidad en la tierra, pero nos dieron guerras
mundiales, odios raciales, los Gulags, etc. La reacción a las aplicaciones
prácticas de este pensamiento fuerte ha sido de un gran desencanto. Entonces,
surge la propuesta del italiano Gianni Vattimo y otros posmodernos acerca de la
necesidad de desarrollar un "pensamiento débil". De allí cobra
fuerza el relativismo.
¿Cómo se entiende el pensamiento
débil?
- El mismo Gianni Vattimo lo
expresaba así: "Frente a una lógica férrea y unívoca, necesidad de dar
libre curso a la interpretación; frente a una política monolítica y vertical
del partido, necesidad de apoyar a los movimientos sociales trasversales;
frente a la soberbia de la vanguardia artística, recuperación de un arte
popular y plural; frente a una Europa etnocéntrica, una visión mundial de las
culturas".
Entonces, en realidad, "no hay
verdad absoluta", cada uno tiene su verdad. Se habla del valor de la tolerancia con aceptación total
de todas las verdades "chiquitas". Que cada uno haga y crea lo que
quiere, siempre que nos respetemos entre todos.
Pero, esta forma de pensar parece
hasta saludable para la vida social ¿dónde radica entonces el problema?
- Es que algo de verdad tienen, por
eso tienen seguidores. ¿Cuál es la verdad de los relativistas? Que "casi
todo es relativo". Esto sí es verdad pero es muy diferente de decir que
"todo es relativo", esto es falso.
Si tuviéramos que definir algunas
verdades innegociables, que no son relativas, ¿cuáles serían?
- Dice el Papa Benedicto XVI que se
puede hablar de un núcleo
de verdad innegociable que hacen a principios innegociables:
1) El respeto a la vida desde la
concepción hasta la muerte natural;
2) El respeto a la familia basada en
la unión estable del hombre y la mujer;
3) Los padres como los primeros y
esenciales, irremplazables educadores de sus hijos; y,
4) La necesidad de contar siempre con
libertad religiosa.
Pero, ¿existen cosas opinables o no?
- Muchas cosas son opinables pero no
todas las opiniones son igual de válidas. Justamente, el fundamentalismo
consiste en tomar algo opinable para convertirlo en dogma. Los fundamentalistas
dicen: "Nada es relativo". Esto es falso. Ej.: Algunas sectas cristianas
de EEUU que dicen que Dios creó al hombre en 6 días de 24 horas. Una tontería.
¿Por qué el Papa habla de la
dictadura del relativismo? ¿Dónde surgió esta idea tan asociada a su persona y
en qué consiste?
- Benedicto XVI denunció la Dictadura
del Relativismo como decano cardenalicio en la misa anterior a la
elección Papal, luego de la muerte de Juan Pablo II. Siguiendo sus enseñanzas,
podemos señalar entre las características de esta dictadura:
a) Un antropocentrismo subjetivista o subjetivismo antropocéntrico
en el que cada persona define hoy el bien y el mal, la verdad y el error. El
hombre es la medida de todo. Existe una idea de Dios pero es interiorista, no
juega nada en la realidad;
b) Una pérdida de noción de
la naturaleza humana, cuyo dinamismo de nuestra naturaleza ayuda a la
perfección. Al negarla, todo se desvanece. Y como frutos de esta pérdida de
noción de la naturaleza humana tenemos: la Ideología de género, en la que el
hombre pretende construirse y deconstruirse a su antojo en la sexualidad. En Argentina se aprobó hace unas
semanas la Ley de identidad de género que incluye 5 identidades reconocidas
ante la ley: 2 heterosexuales, 2 homosexuales y la transexual. También podemos
citar el fruto de la manipulación genética y la extendida mentalidad abortista;
c) Una pérdida de confianza en la capacidad de
alcanzar la verdad. Es notable que el Lema Episcopal del
entonces recién nombrado Obispo de Múnich, antiguo profesor de la Universidad,
Joseph Ratzinger era: "Cooperadores
de la verdad". Cuando lo sorprendieron con el cargo dijo que
trataría de seguir a la verdad. Parece demasiado grande, pero si no existe,
todo se pierde.
¿Por qué se habla de una ruptura
entre fe y razón? ¿Es ésto verdadero?
Se puede decir que después de la Edad
Media se fue ahondando la oposición teórica entre razón y fe. Los
cientificistas afirman que las únicas verdades son las demostrables
científicamente; pero, traspasan así el límite de su ámbito y sacan
conclusiones teológicas que no les corresponde.
Muchos acusan a la Iglesia de
fomentar el fideísmo en contra de la razón. ¿Es así?
De ninguna manera, muy por el
contrario, la propuesta tanto de Juan Pablo II en sus numerosas encíclicas,
sobre todo en "Fides et ratio", y, sobre todo, de Benedicto XVI, han
insistido en la necesidad de establecer un nuevo diálogo entre fe y razón. El relativismo es la ideología
del presente y se apoya precisamente en un antropocentrismo subjetivista que no
excluye a Dios, pero sí lo relega; en la pérdida de la noción de la naturaleza
humana y en liberar la libertad (a los antojos subjetivos). La fe y la
razón pueden poner freno a esta dictadura del relativismo.
Algunos malinterpretaron la ponencia
del Papa en la Universidad de Ratisbona. ¿Qué postura tiene realmente el papado
sobre la fe y la razón?
Lo que ocurrió en Ratisbona fue un
problema de mala interpretación y de mala comunicación. El tema tratado en la
Universidad por el Papa tenía el mensaje de que la fe sin razón es
fundamentalismo. Y esto es verdad. Por ejemplo: el literalismo bíblico de
algunas sectas indican que el mundo se creó en 6 días de 24 horas, lo cual es
absurdo. Sin embargo, la fe es razonable, no es un absurdo. Por ejemplo, el
logos, el verbo está identificado con la razón. Dios es inteligencia, además de
ser amor, belleza y verdad.
La
razón sin la fe es racionalismo. Gracias a
la revelación, por ejemplo, a través de los 10 mandamientos, el hombre de fe ya
sabe lo que otro que no tiene fe debe descubrir por el uso de su razón en un
esfuerzo mayor. La fe le da sentido a la existencia. Los Papas de fines del
siglo XIX defendían la fe frente al racionalismo; mientras que los grandes
Papas del siglo XX en adelante defienden la razón más que otros intelectuales
frente a un mundo que la reduce.
En su opinión, ¿a qué se debe esa
insistencia en este punto relativo a la racionalidad de la fe por parte de la
Iglesia?
La
fe y la razón se necesitan mutuamente. Una fe
sin la luz de la razón corre el peligro de derivar en el fundamentalismo, o de
recluirse en lo íntimo de la conciencia subjetiva, sin alcanzar la realidad.
Una razón abocada únicamente a los resultados del método empírico-matemático no
podrá dar respuestas a la pregunta sobre el sentido de la existencia humana, y
se auto excluye de los ámbitos éticos y religiosos, dejados a la consideración
subjetivista del individuo. La
armonía fe y razón podrá devolver al hombre su confianza en conocer la verdad
sobre él mismo, sobre Dios y sobre el mundo. He aquí el principal antídoto
contra el relativismo.
¿Qué consecuencias sociales tiene
esta relación más armoniosa entre fe y razón?
La armonía
fe y razón podrá devolver al hombre su confianza en conocer la verdad sobre él
mismo.
Es razonable y necesario defender la
vida, la familia, el rol de los padres en la educación de sus hijos, la
libertad religiosa. Son principios naturales que hacen a la sana laicidad. La
Iglesia toma partido en estos temas no por hacer política, ni siquiera por
hacer campaña religiosa, sino por defender al hombre racionalmente de su propia
voracidad.
Por otra parte, la razón del poder y del hacer ¿es ya toda la razón?
Si el progreso, para ser progreso, necesita el crecimiento moral de la
humanidad, entonces la razón del poder y del hacer debe ser integrada con la
misma urgencia mediante la apertura de la razón a las fuerzas salvadoras de la
fe, al discernimiento entre el bien y el mal. Sólo de este modo se convierte en
una razón realmente humana. Sólo se vuelve humana si es capaz de indicar el
camino a la voluntad y esto sólo lo puede hacer si mira más allá de sí misma.
En caso contrario, la situación del hombre, en el desequilibrio entre la
capacidad material, por un lado, y la falta de juicio del corazón, por otro, se
convierte en una amenaza para sí mismo y para la creación.
Pero algunos laicistas
insisten en que la Iglesia no tiene nada que aportar en el mundo secular,
mientras que otros creen que la Iglesia debe estar en todo. ¿Cuál es el justo
medio?
Ante el clericalismo y el laicismo
radical, Cristo mismo tiene la respuesta: "Dar al César lo que es del
César y a Dios lo que es de Dios". Por suerte hay muchos gobernantes, como
pastores de la Iglesia que entienden esto muy bien. El mismo Sarkosy, hasta
hace poco presidente de la Francia laicista, dijo que el gobierno francés es laico,
pero que reconocía el rol de la Iglesia como guía moral de los franceses y que
ambas instituciones deben cooperar. El Obispo de Chiapas, Méjico, también dijo
una gran verdad ante el estado laicista de su país: Estas dos posturas se
armonizan.
Le agradecemos mucho sus respuestas.
¿Algún mensaje final para nuestros lectores?
Me gustaría recordar que uno de los grandes desafíos de este tiempo para los cristianos es
aprender a amar en la verdad. Por algo Juan Pablo II dijo alguna vez que
sus dos frases favoritas tienen relación con la verdad y corresponden una a la
Biblia y otra al lema episcopal del entonces Cardenal Ratzinger: "La
verdad os hará libres" y "Cooperadores de la verdad".
¡Tengámoslo en cuenta! .
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