Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

13 de diciembre de 2014

INVITACIÓN A LA VERDADERA ALEGRÍA


DOMINGO DE GAUDETE

De San Cirilo de Jerusalén, Obispo (313-386)

¡Alégrese el cielo y goce la tierra!


¡Alégrese el cielo, goce la tierra!, por estos que van a ser rociados con el hisopo y purificados con el hisopo espiritual, por el poder de aquel que en su pasión bebió desde la Cruz por medio de la caña de hisopo. Alégrense las virtudes de los cielos; y prepárense las almas que van a desposarse con el Esposo. Una voz grita en el desierto: «Preparad el camino del Señor».
Comportaos, pues, rectamente, hijos de la justicia, recordando la exhortación de Juan: Allanad sus senderos: Retirad todos los estorbos e impedimentos para llegar directamente a la vida eterna. Por la fe sincera, preparad limpios los vasos de vuestra alma para recibir al Espíritu Santo. Comenzad por lavar vuestros vestidos con la penitenci­a, a fin de que os encuentren limpios, ya que habéis sido llamados al tálamo del Esposo.
El Esposo llama a todos sin distinción, pues su gracia es gratuita y abundante; sus pregoneros reúnen a todos a grandes voces, pero luego él separa a aquellos que no son dignos de entrar a las bodas, figura del Bautismo.
Que ninguno de los inscritos tenga que oír aquella voz: Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de fiesta?
Ojalá que todos escuchéis aquellas palabras: Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré una tarea importante; pasa al banquete de tu Señor.
Hasta ahora os habéis quedado fuera de la puerta, pero deseo que todos podáis decir: El rey me introdujo en su cámara. Me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas.
Que vuestra alma se encuentre sin mancha ni arruga, ni nada por el estilo; no digo antes de recibir la infusión de la gracia (¿para qué, entonces, habríais sido llamados a la remisión de los pecados?), pero sí que, cuando la gracia se os infunda, vuestra conciencia, estando libre de toda falta, concurra al efecto de la gracia.
Preparaos, pues, y disponeos para ello, no tanto con la blancura inmaculada de vuestra túnica, cuanto con un espíritu verdaderamente fervoroso.
(Catequesis de san Cirilo de Jerusalén, obispo)


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