Centro de Profesionales de la Acción Católica "SANTO TOMÁS DE AQUINO" de Buenos Aires, Argentina.

2 de diciembre de 2014

TIEMPO DE ESPERANZA: el ancla


El tiempo de Adviento es tiempo para “reforzar” la virtud teologal de la Esperanza.La iconografía cristiana, desde los orígenes ha simbolizado a esta virtud con el ancla. Aquí, brevemente, su significado.




Esta esperanza que nosotros tenemos,
es como un ancla del alma, sólida y firme,
que penetra más allá del velo,
allí mismo donde Jesús entró por nosotros,
como precursor, convertido en Sumo Sacerdote para siempre,
según el orden de Melquisedec

(Hebreos, 6, 19-20)


Como tema iconográfico, el símbolo del ancla o áncora fue usado desde muy antiguo por los artistas que habitaban en las zonas que circundan al Mar Mediterráneo para representar la navegación marítima.

Por el hecho de mantener una embarcación fija en el mar, también se constituyó en alegoría de la esperanza o de la salvación. Por ser una masa de peso que retiene al navío, el ancla se considera un símbolo universal de firmeza, solidez, tranquilidad y fidelidad. En medio de la movilidad del mar y de los elementos, ella es lo que fija, ata, inmoviliza o asegura.

En el cristianismo, el ancla se convirtió en símbolo de Cristo quien evita el «naufragio espiritual». Entre los poetas místicos, el áncora y la cruz unidas (cruz-ancla) expresa la voluntad de no abandonarse a los remolinos de la sensibilidad humana, fijando la voluntad a la cruz de Cristo como fuente de toda gracia.

El ancla era considerada la última salvaguarda del marino en la tempestad, por lo cual se la asociaba con la esperanza, que queda como sostén ante las dificultades de la vida.

El uso simbólico del ancla en el cristianismo se relaciona con la cita de la carta a los Hebreos (cf. Hb 6, 19) donde se hace referencia a las promesas de Dios en Jesucristo como esperanza

A partir de ese texto se dio un uso continuo de esta imagen por parte de los Padres de la Iglesia, especialmente san Agustín y san Juan Crisóstomo. Así en las representaciones de arte paleocristiano, el ancla simbolizó la esperanza en la resurrección, en la vida definitiva con Dios. El ancla (esperanza), unida al pez (que representa a Cristo) indicaba entonces la esperanza en Cristo. Con esta simbología se la encuentra en las catacumbas de san Sebastián, de san Calixto y de Priscila, y en otros lugares (no solo cementerios) durante los primeros cuatro siglos de la era cristiana.

La cruz-ancla (que incorpora un travesaño horizontal en la espiga vertical del ancla) es un tema usado para significar la pasión de Jesús.


(En la foto: la estela funeraria de Licinia Amias, una de las evidencias epigráficas cristianas más antiguas en la que se registra un ancla como símbolo. La misma se observa en el nivel intermedio, acompañada de las figuras de dos peces. El mármol pertenece a la necrópolis vaticana de Roma y data del siglo III d.C).


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